Los relojes de piloto son una parte indispensable del mundo de la relojería, así como de la aviación. Esta es, sin lugar a dudas, una de las mayores hazañas técnicas de la humanidad, y solo se pudo lograr con mucha pasión e ingenio. Algunos de los modelos de relojes que se diseñaron especialmente para este fin y que todavía siguen existiendo conquistaron los cielos hace casi 115 años y se convirtieron en una herramienta imprescindible. Los relojes de los pilotos eran un instrumento muy importante en la cabina del avión y hoy en día simbolizan un tiempo en el que volar era algo emocionante y se diseñaban relojes legendarios. Con este artículo queremos examinar algunos ejemplares selectos y venerados por muchos entusiastas de la relojería para tratar de comprender mejor la historia de los relojes de aviador.
¿En qué se caracterizan los relojes de aviador?
Los relojes de aviador se distinguen por tres características en particular: su pulsera, su resistencia y su fiabilidad. En una época en la que los relojes de bolsillo eran la norma, la pulsera causó auténtica sensación: con ella, los pilotos podían echar un vistazo a la hora en todo momento sin necesidad de quitar las manos de la palanca de mando. Hoy en día, estos relojes disfrutan de una popularidad cada vez mayor, sobre todo debido a su precisión y a sus elegantes diseños. ¡Descubra cuáles son los relojes de aviador más emblemáticos!
1. Cartier Santos-Dumont: la invención de los relojes de pulsera
Los expertos y conocedores consideran que la historia de los relojes de aviador comenzó en París en 1904 con el célebre pionero de la aviación Alberto Santos Dumont. Con su creciente experiencia como piloto, Santos Dumont pronto constató que los relojes de bolsillo no resultaban muy prácticos al volar. Así que le pidió a Louis Cartier que confeccionara un reloj de pulsera adaptado a sus necesidades.
Al igual que los relojes de la actual colección Santos, el primer Santos-Dumont tampoco lucía el típico diseño de los relojes de aviador, sino una esfera con números romanos en una caja cuadrada y la inconfundible corona con cabujón de zafiro. No obstante, desempeñó un papel clave en el desarrollo de los relojes de piloto. Al fin y al cabo, fue el primero. Además, contribuyó a la creciente popularidad de los relojes de pulsera, pues el público se preguntaba qué llevaba exactamente Santos Dumont en la muñeca.
2. Zenith Pilot: el reloj con el que Blériot cruzó el Canal de la Mancha
Tras Santos Dumont, el pionero de la aviación francesa Louis Blériot hizo historia cuando sobrevoló el Canal de la Mancha en su monoplano en 1909. Este logro le mereció el premio de 1000 libras que ofrecía el periódico británico Daily Mail. Y en este hito también hubo un reloj presente:
Blériot llevaba ceñido a la muñeca un Zenith con muy buena legibilidad. Tras la hazaña, Blériot se deshizo en elogios sobre la maestría artesanal y la precisión de su Zenith, lo que llevó a que se incorporasen instrumentos del Zenith Montre d’Aéronef Type 20 en el panel de control de los aviones franceses.
3. Longines Lindbergh: un reloj de récords
Otro pionero de la aviación fue Charles Lindbergh. Las 33 horas y 30 minutos que duró su vuelo a través del Atlántico en el Spirit of St. Louis fueron medidas por Longines, que por aquel entonces era el cronometrador oficial de los Juegos Olímpicos. Tras este legendario viaje, Lindbergh colaboró con Longines para desarrollar un reloj de navegación más moderno y preciso que los relojes Weems utilizados hasta el momento. Este modelo salió al mercado en 1931 y mejoró notablemente la determinación de la posición al sobrevolar masas de agua. Huelga decir, pues, que el Longines Lindbergh se considera uno de los relojes de aviador más significativos de todos los tiempos.
4. Los «B-Uhren» de la Segunda Guerra Mundial
El año 1939 trajo consigo tiempos de conflicto con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. En aquella época se creó un impresionante reloj que está estrechamente relacionado con los horrores de la guerra: el reloj de observación, denominado «Beobachtungsuhr» o «B-Uhr» en alemán. Se trata de los relojes que llevaban los pilotos de la Luftwaffe. A pesar de su oscura historia, se siguen elogiando por tener uno de los diseños más funcionales de todos los tiempos. Sencillamente, cumplen todos los requisitos de un reloj de aviador.
Con sus grandes agujas luminiscentes, se puede leer la hora fácilmente incluso con visibilidad escasa. El calibre de este reloj de bolsillo se aloja en una caja de 55 mm y ofrece la máxima precisión. Además, todos los detalles técnicos más importantes están grabados en el reverso de la caja. Se cree que, en total, hubo cinco manufacturas diferentes que fabricaron B-Uhren: Laco, Wempe, Stowa, A. Lange & Söhne e IWC Schaffhausen. Para muchos, el B-Uhr constituye el referente más importante de los relojes de aviación modernos como el IWC Big Pilot y las nuevas ediciones de Laco o Stowa, al menos a nivel visual.
Todos estos instantes históricos reflejan la trascendencia que tuvieron los relojes de piloto en los inicios de la aviación, tanto en el ámbito militar como en el incesante deseo de la humanidad de alcanzar lo imposible. Al ceñirse a la muñeca un reloj de piloto, uno comprende de inmediato por qué muchos coleccionistas están tan obsesionados con estas maravillas de la relojería: nos transportan a unos tiempos pasados fascinantes.
Un pequeño aparato mecánico nos conecta de golpe con iconos como Santos Dumont, que buscaba una alternativa práctica al reloj de bolsillo, o con Lindbergh y Blériot, que lograron lo inconcebible, aunque también con los sombríos tiempos de la guerra. Esto crea una experiencia absolutamente única para el usuario, en especial cuando a ello se le añaden las ansias de conocimiento y el entusiasmo. Los relojes de aviador son una categoría de objetos de coleccionista por sí mismos y sin duda merecen su atención.
