Jaeger-LeCoultre Atmos

A primera vista, el modelo Atmos de Jaeger-LeCoultre parece como cualquier otro reloj de sobremesa. Sin embargo, este ejemplar es único ya que no recibe la energía a través de una pila, un péndulo, o remontuar, sino a través de los cambios de temperatura. El reloj está provisto de un impresionante mecanismo que se encuentra dentro de una caja herméticamente cerrada ya que es extremadamente sensible al polvo. Y, para ahorrar energía, prescinde un segundero.

La mayoría de los relojes Atmos cuestan menos de 10 000 euros. Sin embargo, modelos como el Atmos Réédition son un poco más caros. Su diseño se asemeja al modelo original lanzado en la década de 1930 que incluye una campana de cristal sujeta a una pieza de acero cuyo precio alcanza los 20 000 euros. No obstante, el valor más elevado lo alcanza el Atmos de cristal de baccarat azul diseñado por el australiano Marc Newson. Este modelo, con el número de referencia Q5165103, es una edición limitada que solo ha lanzado 28 piezas al mercado y su precio asciende a los 100 000 euros.

La mayoría de las versiones del Atmos tienen una estética tradicional con piezas metálicas de latón revestidas de oro. El precio de este tipo de relojes, en buen estado de conservación, ronda los 2000 euros. La versión Classique, con el número de referencia Q5101202, está dotada de una esfera con números romanos y su precio alcanza los 5000 euros. El Jaeger-LeCoultre Atmos Classique mide 22,5 cm de altura por 20 cm de ancho y 15,5 cm de profundidad. Además de la versión revestida de oro, también está disponible una versión en latón revestida de rodio en tono gris.

La versión Marina, cuyo precio ronda los 4000 euros, no es transparente y está decorada con motivos marinos, como barcos, peces y plantas acuáticas. Una edición especial denominada China Aquarium, se identifica a través de la referencia 5806.

Como la mayoría de las complicaciones relojeras requieren de mucha energía, Jaeger-LeCoultre prescindió de ellas en el modelo Atmos para así garantizar su perfecto funcionamiento. Sin embargo, la serie presenta una excepción: un modelo con indicación de la fase lunar colocada a la altura de las 6 horas cuyo precio ronda los 6500 euros.

Una de las características más llamativas es el péndulo suspendido por un hilo que asume la función de volante y oscila incesantemente una vez por minuto. Pero, ¿de dónde extrae la energía? El secreto se encuentra en la temperatura : el Atmos extrae su energía de las fluctuaciones de temperatura del ambiente. La caja herméticamente cerrada contiene una mezcla de gas (cloroetano) que se dilata cuando la temperatura sube y se contrae cuando esta baja. La dilatación y la contracción deforma la cápsula como si fuera un fuelle, empujando así el muelle. La expansión máxima llega a los 27 grados centígrados y se contrae nuevamente a medida que baja la temperatura. Un motor térmico transforma la energía térmica en energía mecánica, y el mecanismo utiliza esa energía para hacer funcionar el movimiento y, por lo tanto, distender la espiral.

Este movimiento de expansión y contracción se utiliza para enrollar el muelle principal y poner las agujas en movimiento. Una diferencia de un solo grado es suficiente para proporcionar dos días de reserva de marcha. En teoría, el Atmos puede funcionar sin pausa, siempre y cuando experimente suficientes fluctuaciones de temperatura. En la práctica, sin embargo, se recomienda que se revise cada 15 años.

El ingeniero suizo Jean-Léon Reutter (1899-1971) inventó el Atmos en 1928. Jaeger-LeCoultre compró la patente poco después y, desde la versión lanzada en el año 1945, la compañía ha estado construyendo este reloj atmosférico sin apenas cambios. Desde el punto de vista de la física, el Atmos es un motor térmico. Sin embargo, no es solo eso. El gobierno suizo regala esta legendaria pieza de Jaeger-LeCoultre a sus invitados de Estado como símbolo del savoir-faire de la relojería suiza.

La precisión del Atmos supera las normas de precisión de los cronómetros de pulsera . Por lo general, el reloj se desvía aproximadamente un minuto al mes y, si se regula, solo se desvía 30 segundos al mes. Es decir, un valor realmente impresionante si consideramos que el péndulo oscila 120 alternancia por hora y, si lo comparamos, un reloj de pulsera mecánico oscila a 28.800 alternancias por hora. El péndulo de Atmos se sujeta a un hilo largo y extremadamente fino fabricado de un material denominado Elinvar que es resistente a los cambios de temperatura. Sin duda, una característica importante para este reloj.

Aún más impresionante es la cantidad de energía necesaria para mantener el Atmos en funcionamiento. Según Jaeger-LeCoultre, se necesitarían 60 millones de relojes Atmos para igualar el uso de energía de una bombilla de 15 vatios. El mecanismo se compone de pocas piezas y es tan perfecto que ni siquiera requiere lubricación. Como el mecanismo es extremadamente sensible al polvo, la caja o campana no es únicamente un propósito estético, sino que también garantiza su protección.