En los círculos relojeros, el Rolex Daytona es legendario. Este cronógrafo, que recibe su nombre de la afamada carrera de automovilismo Daytona 500, celebrada en Daytona, Florida, ha sido uno de los principales pilares del catálogo de Rolex desde 1963. Se trata de un auténtico reloj herramienta, diseñado para asistir a los pilotos de carreras profesionales. El Daytona ha sido un modelo muy popular y solicitado durante décadas. En 2017, ocupó los titulares de todo el mundo cuando el Daytona de Paul Newman se vendió por una suma récord de 17.8 millones de dólares (más de 15 millones de euros), lo que impulsó más aún su notoriedad. La publicidad generada por su astronómico precio hizo que la demanda del Rolex Daytona se disparase durante los años siguientes.
El ejemplar de Paul Newman es una de las docenas de variantes de este icónico reloj. Las esferas, brazaletes y movimientos varían de un modelo a otro. La mayoría de expertos y entusiastas señalarán el Rolex «Big Red» Daytona como un eterno favorito. Esta versión luce la inscripción DAYTONA en letras rojas mayúsculas curvadas sobre la subesfera a las seis horas, lo que hace que resulte bastante fácil reconocerlo. ¿Pero qué hay de los otros Daytonas menos conocidos?
El Rolex Cosmograph Daytona 6265
El nombre completo del Rolex Daytona es Cosmograph Daytona. Antes de que la palabra Daytona apareciera de forma generalizada en todas las esferas modernas, los relojes con las mismas funciones y diales se producían en tiradas limitadas simplemente bajo el nombre de Cosmograph. Por supuesto, esta palabra todavía está presente en las esferas de los Daytona hasta la fecha. Aunque haya personas que vean el Rolex Daytona 6265 y piensen que no es un auténtico Daytona, se equivocarían. Salvo por el nombre en la esfera, el 6265 es un Daytona hasta la médula.
La referencia 6265 presenta el mismo calibre Valjoux 727 de cuerda manual que todos sus contemporáneos. Los totalizadores del reloj están en las mismas posiciones en la esfera. Además, el rendimiento y la precisión del calibre, así como el taquímetro grabado en el bisel, son idénticos. Es, sin duda, un reloj increíble.
El 6265 es más discreto que otros Daytona. No es tan común en absoluto, y es algo más sobrio. Se calcula que solo se produjeron unas 24 000 copias de este modelo en acero inoxidable y otras 2000 en oro de 18 quilates. Más que gritar «Daytona», el 6265 lo susurra. Quienes están familiarizados con el 6265 y su contemporáneo, el 6263, comprenderán la importancia de este modelo, mientras que un observador casual quizá no lo haga. Es mucho más fácil pasar desapercibido con el 6265.
1. La esfera Sigma
Un elemento que quizá sea menos conocido aún es la esfera «Sigma» de este reloj. Si bien existen varias teorías sobre el significado de este símbolo, el consenso es que implica que tanto las manecillas como los indicadores horarios están elaborados en oro macizo. Un puñado de relojeros suizos incluyó la letra sigma en sus esferas durante la época en la que el 6265 incorporaba este detalle.
A primera vista, cuesta encontrar este signo en letra minúscula (σ). Se halla a ambos lados de la inscripción «T SWISS T», sobre la minutería, a la altura de las seis horas.

2. La escala taquimétrica de 200 unidades
El bisel del Rolex Daytona 6265 también es singular. Los Daytonas modernos cuentan con una escala de 400 unidades por hora. El 6265, en cambio, dispone de una escala de 200 unidades por hora.
3. Diseño panda inverso
Se ha hablado mucho del encanto de la esfera panda, caracterizada por un dial blanco con tres subesferas negras, que recibe su nombre porque estos colores y distribución recuerdan a las marcas de un oso panda. El reloj de Paul Newman que batió récords de venta también lucía una esfera de este tipo. El Rolex Daytona 6265 que puede ver en nuestras fotos posee lo que se puede denominar un diseño «panda inverso», es decir, subdiales blancos sobre un fondo negro.

4. Un auténtico tesoro
Debido a sus intrigantes características y relativa rareza, el Rolex Daytona 6265 es el Santo Grial de muchos coleccionistas. Es robusto pero sutil, elegante a la vez que deportivo. En pocas palabras, se trata de un auténtico tesoro.