Puede que Omega deba su nombre a la última letra del alfabeto griego, pero esta marca suele ser una de las primeras a las que acuden los coleccionistas de relojes cuando están desarrollando una colección. Con más de un siglo de diseños e innovaciones a sus espaldas, Omega ofrece a los compradores un sinfín de opciones diferentes. Con ello en mente, hoy hemos decidido embarcarnos en un pequeño experimento mental: si tuviésemos que crear una colección exclusivamente con relojes de Omega, ¿cuáles elegiríamos?
A continuación presentamos una muestra de algunos de los modelos disponibles; hemos seleccionado nuestros cinco favoritos para crear la colección de Omega de nuestros sueños. ¿Se pregunta si hemos incluido el famosísimo Omega Speedmaster? ¡Por supuesto! ¿Pero habremos añadido también algún ejemplar raro y extravagante de los archivos de la marca? Tendrá que seguir leyendo para averiguarlo…
Omega Speedmaster Professional
Empecemos por el Omega Speedmaster Professional, porque no quiero ni pensar los comentarios que recibiríamos si no lo hiciéramos. Aunque no es el reloj más barato de Omega, es un icono absoluto. Este modelo sigue siendo relativamente asequible, y ninguna colección de relojes, mucho menos una específica de Omega, estaría completa sin él. Podríamos escribir un artículo entero sobre el coleccionismo de este único modelo de Omega, pero hoy no vamos a complicar las cosas.
Algunos puristas y entusiastas de lo vintage quizá discrepen, pero aquí es una buena idea optar por el Speedmaster Professional actual que se lanzó a principios de 2021. El nuevo diseño del brazalete ha sido elogiado por su comodidad; se estrecha de 20 mm en las asas a 15 mm en el cierre para proporcionar un ajuste más natural. La caja también es ligeramente más delgada que la de los anteriores Speedmaster, lo cual siempre es de agradecer en los cronógrafos, y la esfera escalonada aporta profundidad y juega con la luz de una forma muy atractiva. También tiene el punto sobre el 90 o «dot over 90» en el bisel, un elemento histórico. Además, está provisto de un movimiento mejorado: el calibre 3861, un movimiento de cuerda manual con certificado Master Chronometer que requirió cuatro años para desarrollarse.
Los compradores pueden elegir entre un cristal Hesalite con un fondo de caja macizo o un cristal de zafiro más moderno con un fondo visto para poder observar el movimiento en acción. Al final, esto es una decisión personal. Aunque a mí me encantan los fondos visibles, en especial en cronógrafos, en el caso del Speedmaster recomendaría optar por lo clásico con el cristal Hesalite. Le concede un toque cálido que el zafiro sencillamente no puede igualar, de la misma forma que escuchar un disco de vinilo no se puede comparar con reproducir una canción en Spotify. El cristal Hesalite mantiene intacta la sensación histórica del reloj y equilibra muchos de los avances modernos.
El Speedmaster Professional es el número uno de los grandes éxitos de Omega, por lo que es una de las compras más inteligentes que se pueden hacer en esta afición. También es uno de los relojes más fáciles de vender, si surgiese la necesidad.
Relojes Omega con calibre 30T2
Para hacerse con un auténtico fragmento de historia, debe retroceder hasta las décadas de 1950, 1940 e incluso 1930 con el calibre 30T2.
A pesar de su antigüedad, estos Omega son una buena forma de aficionarse a los relojes vintage. El movimiento 30T2 posee una construcción tan elemental que, siempre y cuando se mantenga bien ciudado, puede durar casi indefinidamente. Solo debe asegurarse de comprobar que el movimiento no tenga rastros de óxido ni daños por agua antes de comprarlo.
Hay una gran variedad de opciones en cuanto a esferas y agujas, incluyendo mi favorita: la aguja «pontife» para las horas. Muchas esferas se han restaurado, pero eso es algo bastante habitual en relojes con 70 u 80 años de antigüedad.
En cuestión de tamaño, hay que tener en cuenta que estamos hablando de relojes vintage, así que el diámetro de caja medio es de unos 35 mm. Pero es importante recordar varias cosas: para empezar, es más fácil acostumbrarse a usar un reloj más pequeño que uno más grande. Además, estos relojes tienden a parecer algo más voluminosos debido a la amplitud de la esfera. Y, por último, presentan un aspecto muy elegante que era normal durante gran parte del siglo XX, así que solo le recomiendo comprar uno si quiere parecer una antigua estrella de Hollywood.
Omega Seamaster
No sería una colección de Omega sin un Seamaster, ¿no cree? El famoso reloj de buceo de la marca debutó en 1948, coincidiendo con el 100.º aniversario de Omega. Su fama aumentó con la llegada del Seamaster 300 en 1957, destinado a profesionales, que era mucho más robusto y duradero que su predecesor.
Los ejemplares antiguos ofrecen una buena relación calidad-precio para relojes deportivos de época. Están provistos de biseles de baquelita y marcadores y manecillas de tritio que han envejecido maravillosamente. Además, fueron los relojes elegidos por la Marina Real británica y Jacques Cousteau. Entre las referencias clave se hallan la 165.024 y la 166.024. Los elementos más relevantes de cara al coleccionismo son el «gran triángulo» a las 12 en punto y la aguja de hora con forma de espada ancha o «broad sword», que otorga más carácter aún a un reloj ya de por sí histórico.
El Seamaster 300 original es nuestra elección para este hueco de la colección, pero si necesita una versión funcional, resistente al agua y moderna para el día a día, Omega dispone de unas cuantas opciones para usted. El Seamaster 300M es la variante más popular, pero yo le recomendaría que considere el modelo con hora mundial. Así incorporará una complicación adicional a su colección de Omega. Si es usted fan de James Bond, Omega también cuenta con un potente catálogo de Seamaster de temática 007 para animar un poco las cosas.
Omega Speedmaster (pero que sea diferente)
¿Creía que nos íbamos a conformar con un solo Speedmaster? Pues no. Dado que en un principio se diseñó como un reloj de automovilismo, vamos a hacer un homenaje a su origen. Con tantas ediciones limitadas como hay en Chrono24, sería difícil (e incluso un poquito injusto) quedarse solo con el Professional Moonwatch más popular.
Se suele bromear con que Omega ha producido una cantidad aparentemente ilimitada de Speedmasters de edición limitada. El espacio exterior es infinito, y se ve que la imaginación del equipo de diseño de Omega también. Aunque hay quienes lo ven como una mala estrategia de producto, esto implica que existen muchísimas opciones y le asegura la posibilidad de encontrar algo digno de usted y único.
Podría aprovechar la oportunidad para ir a por una versión automática o incluso un Moonwatch con fase lunar. También está el encantador estilo futurista del X-33 con esfera digital. Si se lo puede permitir, le sugiero que opte por la edición «Silver Snoopy Award». Su fondo de caja alberga la viñeta de cómic más cara que podrá encontrar.
Lo cierto es que hay demasiadas opciones disponibles, pero hemos de elegir una. Para aportar un toque de color a la colección, echemos un vistazo a la edición limitada Japan Racing ref. 3570.40 de 2004. Esta hace un guiño al legado del mundo del automovilismo del reloj y destaca con algunas notas de color. A la hora de elegir su propio Speedmaster con un toque diferente, no hay límites.
El comodín
Para el último puesto, el reloj comodín, vamos a dejar la elección ligeramente abierta. Con los pilares clásicos de la marca ya cubiertos, es el momento de apostar por algo más único. Puede tomar la dirección que quiera; cuanto más raro, mejor. Le daré algunas ideas por donde empezar a buscar.
Si le atrae el estilo elegante y atrevido de los años 70, apueste por la línea Omega Constellation. Puede ir a por la versión diseñada por Gérald Genta, pero su mejor opción serían las variantes con brazalete integrado, que son preciosas y están bastante infravaloradas. Incluso podría decidirse por un Constellation bicolor para algo más de glamur.
Si le interesa la historia militar, es probable que ya haya considerado un Omega «Dirty Dozen». Estos relojes militares estuvieron destinados a los soldados británicos durante la Segunda Guerra Mundial. Como su nombre indica, hubo una docena de empresas que suministraron estos relojes, y Omega tenía algunas de las cifras de producción más elevadas, por lo que no cuesta demasiado encontrarlos.
Si su prioridad es el movimiento del reloj, le agradará saber que hay cronógrafos de Omega con el famoso calibre 321. El 321 está basado en un calibre de Lemania de 1941 y se empleó en el Speedmaster original, así como en varios cronógrafos de Vacheron Constantin y relojes legendarios de Patek Philippe como el 3970, el 5970 y el 5004.
Si busca un reloj que llame la atención, ¿por qué no elegir un PloProf? Se trata de un modelo que mejora cuanto más se mira y que indica a otros entusiastas que no tiene miedo de divertirse con su colección.
Puesto que tenemos que elegir uno para completar nuestra colección, hemos decidido decantarnos por el Omega Ranchero. A este reloj se le llama cariñosamente el «Cuarto Mosquetero»; el hermano olvidado de la trilogía de 1957 formada por el Speedmaster, el Seamaster y el Railmaster. Solo se produjo durante unos dos años a finales de los 50, y se descatalogó por la implicación rural que tiene la palabra ranchero. Pero, dejando de lado su nombre, es un reloj muy atractivo, si es que logra encontrar un ejemplar original. Y el hecho de que fuera un fiasco en su momento le pondrá una sonrisa en la cara cada vez que lo vea.