¿Y si pudiera crear su propio reloj? Y aún mejor: ¿y si solo tuviera que gastar el precio de coste? El coleccionista William Sanders se hizo preguntas similares y decidió reunir a un grupo de entusiastas con el objetivo de diseñar un reloj construido según sus especificaciones exactas. Esto iba dirigido a coleccionistas y aficionados que desde hace tiempo son fieles seguidores de la relojería independiente, pero que disponen de un presupuesto limitado.
Lo primero de todo era conseguir un fabricante de movimientos y cajas de primera categoría, así como contactar con el resto de empresas que hacen falta para poder finalizar un reloj. En el proceso, se establecieron, por tanto, contactos con algunas de las firmas más renombradas de la industria relojera, firmas que actúan también como proveedores de muchas marcas de la haute horlogerie.
Esta ambiciosa empresa fue posible gracias a un modelo de suscripción que utilizó nada menos que el propio Abraham-Louis Breguet, entre otros. Dicha suscripción implica comprometerse a la compra de un reloj que aún no se ha fabricado. Un pago inicial asegura la financiación al proyecto y reduce el riesgo de impago: una especie de «crowdfunding», antes de que el «crowdfunding» existiera.
No queremos ocultarle los increíbles resultados por más tiempo ni los fabricantes que participaron. ¿Y quién sabe? Quizá este proyecto le inspire para embarcarse en la construcción de su propio reloj.
El movimiento: Agenhor AGH-6801
La selección del movimiento es el primer y más importante paso en la creación de un reloj. Su elección determina el diámetro y el grosor mínimos de la caja, la disposición de la esfera, la posición de los totalizadores y las complicaciones, y la ubicación de la corona.
Puesto que el objetivo era crear un reloj que ofreciera una relación calidad-precio excepcional, el grupo no recurrió al acreditado pero poco exclusivo catálogo de ETA o Sellita, sino a fabricantes más pequeños capaces de producir calibres y complicaciones exclusivos de gama alta. Estos fabricantes están detrás de muchas obras maestras técnicas del sector de gama alta. No obstante, tradicionalmente tienden a permanecer en un segundo plano y dejan que el éxito se lo lleven los clientes que les encargan su trabajo. Entre los candidatos estaban Chronode, dirigida por Jean-François Mojon, Uhrenwerke Dresden y Agenhor, que finalmente fue seleccionada para el Étude No. 1.
Fundada en 1996 por Jean-Marc Wiederrecht y su esposa Catherine, y dirigida ahora por sus hijos, Agenhor es una empresa floreciente pero injustamente ignorada por el gran público. Trabajaron discretamente para marcas como Parmigiani Fleurier, Van Cleef & Arpels, Harry Winston, Arnold & Son o MB&F. No ha sido hasta los últimos años cuando la firma ha conseguido gran popularidad en el mundo relojero, ya que ha presentado un movimiento de cronógrafo completamente nuevo y muy innovador, el Agengraphe, que utilizan sobre todo Singer y H. Moser & Cie.
Agenhor es, por tanto, la empresa adecuada si busca un movimiento exclusivo y de alta calidad para un nuevo reloj.
La empresa familiar ha suministrado al grupo Lyrique un movimiento de cuerda manual con tres agujas, un pequeño segundero descentrado situado entre las 8 y las 9 horas, una reserva de marcha de 40 horas y una frecuencia de 3 Hz. Puede que a primera vista no parezca espectacular, pero el calibre AGH 6801 contiene, por supuesto, una serie de innovaciones extraídas del repertorio de la manufactura familiar.
En primer lugar, encontramos el engranaje con dientes flexibles, patentado por Jean-Marc Wiederrecht en 2002. Sus dientes ranurados crean una ligera tensión en el tren de engranajes, eliminando así las vibraciones y evitando crear fricciones o sobrecargas innecesarias en el sistema. Esta tecnología, denominada AgenEse, es especialmente adecuada para las segundas ruedas descentradas, que no están sometidas directamente a la fuerza del tren de engranajes y, por tanto, pueden ser propensas a las sacudidas. Precisamente para evitarlo se ha incorporado al Étude No. 1 .
Mecanismos similares con dientes flexibles también se pueden encontrar hoy en Patek Philippe o en el mecanismo de cronógrafo del Rolex Daytona. Sin embargo, Jean-Marc Wiederrecht sigue siendo el pionero de esta tecnología, como demuestra la patente presentada hace más de 20 años.
La segunda innovación de Agenhor es el mecanismo de regulación AgenPIT, que sustituye el clásico y delicado ajuste de la longitud del volante mediante dos tijas, por un tornillo independiente que se puede bloquear, fijando así la longitud del volante en su sitio.
La caja: Voutilainen & Cattin SA
La caja con las características asas en forma de lágrima procede del prestigioso fabricante Voutilainen & Cattin SA, una empresa en la que el legendario relojero de AHCI Kari Voutilainen es socio accionista mayoritario. La marca del maestro relojero fabrica tanto cajas para sus propios relojes, como también para otros fabricantes. Se ha forjado una reputación de proveedor de gama alta y asequible, sobre todo colaborando con marcas contemporáneas y micromarcas como Ophion.
El diseñador Matthieu Allègre fue el responsable del diseño. Además de los aspectos artísticos y creativos, también coordinó y realizó los dibujos técnicos necesarios para el proyecto Lyrique.
La esfera: Metalem
Para la esfera, el grupo recurrió a la empresa Metalem, fundada hace más de 90 años y con sede en Le Locle. Metalem, un fabricante integrado con más de 200 colaboradores, domina toda la cadena de producción de esferas y suministra a las marcas de relojes de lujo más famosas a través de su filial RvK’Guillochage. Entre sus ilustres clientes se encuentra Philippe Dufour y su modelo Simplicity de 37 mm, en el que incluso aparece el nombre Metalem (probablemente a petición de la manufactura, debido al número muy limitado de piezas).
Para el Étude No. 1 no se ha optado por una elaborada esfera guilloché, sino por una disposición más despejada con números arábigos. Solo los círculos concéntricos del pequeño segundero a las 8:30 están texturizados. El resto de la esfera está impreso, y el nombre Metalem aparece a las 6 horas junto con el clásico «Swiss Made».
Agujas: Fiedler
La empresa Fiedler está situada en Carouge (cantón de Ginebra) y tiene un número de empleados similar al de Metalem, pero es mucho más antigua, con sus más de 170 años. La empresa suministra a todos los grandes nombres de la industria relojera, e incluso casas como Patek Philippe elogian el uso de agujas Fiedler en sus revistas.
Para el Étude No. 1, Fiedler creó unas agujas color burdeos inspiradas en un modelo específico de Urban Jürgensen, concretamente la Ref. 3 diseñada por el talentoso relojero Derek Pratt.
Brazalete y cierre: Protexo y Boucledor
Lyrique seleccionó a todos sus proveedores, incluso para el brazalete y el cierre. La fabricación del brazalete se confió a Protexo, una empresa cuya sede y talleres, situados en Ginebra, fabrican productos 100 % suizos desde 1953. La empresa Boucledor, también situada en Ginebra y fundada unos diez años más tarde, creó un cierre exclusivo para el Étude No. 1.
El proyecto Lyrique, ¿una nueva tendencia?
Estos diseños técnicos y diversos componentes han dado lugar actualmente a auténticos relojes con certificado de cronómetro. No fue un camino fácil para el Grupo Lyrique y sus proveedores, pero finalmente superaron todas las dificultades y lograron su objetivo.
El proyecto Lyrique no solo demuestra que un grupo de aficionados motivados puede crear un reloj partiendo de cero, sino que, sobre todo, pone en valor el trabajo excepcional e indispensable de empresas y proveedores que operan a la sombra de las grandes marcas relojeras, a veces desde hace más de un siglo. Hoy en día, la transparencia es un tema importante para muchas marcas, al menos sobre el papel. Por tanto, quizá sería un detalle que las marcas, en lugar de tender al secretismo, promovieran activamente a sus proveedores y la excelencia de su trabajo. Estoy seguro de que muchos aficionados apreciarían y recompensarían esta honestidad.
Queda por ver si el proyecto Lyrique será emulado, pero parece que los creadores del Étude No.1 no quieren detenerse ahí. Y no es de extrañar si se tiene en cuenta que el término «étude» en música es una pieza destinada exclusivamente a practicar para mejorar la técnica.