Hoy en día, los relojes se consideran joyas y accesorios para coleccionistas. Pero los relojes son capaces de mucho más que marcar la hora y hacer bonito. También traen a astronautas que se creían perdidos de vuelta a la Tierra y salvan a personas de situaciones desesperadas; incluso resuelven asesinatos casi perfectos. En este artículo le presentamos tres sorprendentes historias reales sobre relojes en las que estos artículos juegan el papel protagonista.
Omega Speedmaster Professional: 14 segundos entre la vida y la muerte
Hay una buena razón por la que, para muchos entusiastas de la relojería, el Omega Speedmaster es el reloj más icónico de todos los tiempos: este reloj no solo posee un diseño atemporal, sino que, como reloj oficial de la NASA, también ha vivido infinidad de aventuras e historias sorprendentes. Desde el primer Omega en el espacio de la mano de Walter Schirra hasta la primera caminata espacial junto al astronauta estadounidense Ed White, pasando por la llegada a la Luna en el año 1969, este reloj ha experimentado múltiples momentos inolvidables en la muñeca de los astronautas de la NASA. Pero el momento más glorioso del Speedmaster tuvo lugar en el año 1970, durante la misión Apolo 13. Por aquel entonces, nadie se imaginaba que la tripulación no llegaría a aterrizar en la Luna. Durante mucho tiempo, todo fluía como la seda. Pero entonces, 55 horas y 54 minutos después del despegue, a más de 300 000 kilómetros de la seguridad de la Tierra, un tanque de oxígeno explotó en el módulo de mando y servicio Odyssey del transbordador espacial. Ya no era posible aterrizar en la Luna; ahora el único objetivo era llevar con vida a casa a los astronautas Jim Lovell, Fred Haise y Jack Swigert. Para ahorrar energía para el sistema de soporte vital, fue necesario apagar numerosos circuitos eléctricos, ordenadores de navegación y relojes, a excepción de la radio. El Omega Speedmaster Professional, no obstante, estaba preparado para su gran actuación: se empleó para cronometrar el encendido del cohete motor para la reentrada en la atmósfera terrestre. Mientras Jim Lovell y Fred Haise dirigían el transbordador espacial manualmente, Jack Swigert contó con su Speedmaster la duración de ignición correcta, de exactamente 14 segundos.
Con esta peligrosa maniobra, la tripulación del Apolo 13 por fin pudo emprender el viaje de vuelta a casa. La tripulación se salvó y amerizó de forma segura en el Pacífico. La nave Apolo 13 se declaró como un fracaso exitoso y, hasta el día de hoy, se considera uno de los momentos estelares de la NASA. El Omega Speedmaster Professional fue un factor importante para la salvación de la tripulación, que se creía perdida. Tan importante, de hecho, que la NASA honró a este fabricante de relojes de lujo de Biena con el premio Silver Snoopy Award. Se trata de la mayor distinción otorgada a las personas y empresas que han contribuido de forma significativa al éxito de una misión espacial tripulada. Si alguna vez se ha preguntado qué tiene que ver Snoopy con el Speedmaster, ahora ya lo sabe.
Un reloj que salva vidas: el Breitling Emergency
En el mundo de los relojes de lujo, los relojes con funciones especiales a menudo se observan con mirada crítica o se ridiculizan. Si echo un vistazo al Breitling Emergency, lo comprendo perfectamente. Debido a su apariencia general y su gigantesco diámetro, de nada menos que 51 mm, este reloj resulta extremadamente inusual y está tan sobrecargado de funciones que casi parece un juguete. Pero, si fuese un aventurero que pasa de una situación peligrosa a la siguiente, este reloj sería absolutamente imprescindible en mi colección, ya que el Breitling Emergency es cualquier cosa menos un juguete. Incluso es capaz de salvar vidas. El Breitling Emergency está equipado con una auténtica baliza de emergencia de dos frecuencias que se encuentra en la parte inferior de la caja. En cuanto se saca la antena de emergencia, envía una señal de alarma durante al menos 24 horas, ya sea por tierra, por mar o por aire, con un frío polar o un calor abrasador. Indica el camino a los rescatadores, de manera que pueden averiguar en tiempo récord quiénes son las personas accidentadas y cuáles han sido sus últimos paraderos conocidos.
Cuando los pilotos Steve Brooks y Hugh Quentin-Smith tuvieron que realizar un aterrizaje de emergencia con su helicóptero en la gélida Antártida en el año 2003, lograron salvarse justo a tiempo en su balsa de salvamento y activaron desde ahí el Breitling Emergency de Steve Brooks. Tras unas pocas horas, el equipo de rescate de la región logró encontrar a los dos pilotos accidentados y salvar a ambos en alta mar. Pero este final feliz no ha sido en absoluto el único éxito del Breitling Emergency; gracias a él ya se han podido rescatar a docenas de personas en apuros. El Breitling Emergency de 43 mm que salvó el pellejo de estos dos pilotos en el año 2003 ya se ha quedado bastante anticuado, pero también existe un modelo de última generación de este reloj salvavidas.

Declarado culpable gracias a un Rolex
Albert Johnson Walker, hoy en día conocido como «El asesino del Rolex», era un estafador de Canadá. Después de abandonar el instituto y hacerse con varios millones de dólares por medio de estafas, huyó a Inglaterra, donde decidió comenzar una nueva vida bajo el nombre de David W. Davis y fundó una empresa de reparación de televisores con Ronald Joseph Platt. Cuando, después de mucho tiempo, su socio comercial y amigo por fin cumplió su gran sueño y se mudó a Canadá con su mujer, le pidió a Walker que dejara todos sus documentos importantes, como su certificado de nacimiento y su carnet de conducir, para la empresa. Pero lo que Walker hizo fue adoptar la identidad de Platt y continuar su vida en Inglaterra como Ronald Joseph Platt.
Cuando, en 1995, el gran sueño de Platt casi llevó a la ruina al matrimonio, decidió regresar a Inglaterra con su mujer. Para Walker, esto fue un enorme problema, ya que ahora había dos Ronald Joseph Platt en Inglaterra. Así que decidió acabar con el auténtico Platt. Durante una excursión de pesca el 20 de julio de 1996, asesinó a su amigo y socio empresarial y le tiró por la borda. Cuando los pescadores encontraron el cuerpo de Ronald Joseph Platt dos semanas más tarde, la policía estaba desorientada, pues debido al tiempo que había pasado desde entonces ya no se podía identificar a la víctima. Pero el reloj de Platt, un Rolex Oyster Perpetual Date, todavía seguía en su muñeca y acabó señalando a Albert Johnson Walker como el culpable. Gracias a la reserva de marcha de 48 horas y el indicador de la fecha de que disponía este reloj hermético, la policía pudo determinar el momento concreto de la muerte de Platt. Y lo que es mejor aún: con el número de serie del reloj, se pudo determinar quién era su dueño y, en última instancia, identificar el cadáver. Gracias al Rolex Oyster Perpetual Date de Ronald Joseph Platt, Albert Johnson Walker fue arrestado y condenado a cadena perpetua.