Ulrich Kriescher es un maestro relojero y, como tal, asesora a clientes a diario en cuestiones de mantenimiento, tanto en su taller de relojería como en televisión. Con nosotros se centra en las preguntas más habituales con las que se encuentra en su trabajo cotidiano. En este artículo abordamos el siguiente tema: ¿Es mi reloj realmente resistente al agua? ¿Y qué factores influyen en la hermeticidad de un reloj?
Desde hace unos 45 años, la resistencia al agua es un elemento fijo en casi todos los anuncios de relojes y un dato imprescindible en las especificaciones técnicas. Para algunas marcas, esta cifra se ha convertido en un reclamo publicitario de ciertos modelos. Compiten unas con otras en catálogos y anuncios con la profundidad a la que es posible sumergirse con un modelo en concreto. Pero lo que muchos compradores no saben es que hay que prestar mucha atención. La resistencia al agua de los relojes es un tema muy especial con el que trabajo mucho como maestro relojero y perito judicial. Y es que muchos usuarios creen que sus relojes van a ser herméticos toda la vida, ¡pero no es así!
¿Qué influye en la resistencia al agua de un reloj?
La caja de un reloj está compuesta de varios materiales que se pueden dilatar en distinta medida con los cambios de temperatura. Para poder garantizar la hermeticidad independientemente de ello, existen construcciones especiales con juntas incorporadas. Estas, no obstante, experimentan un proceso de envejecimiento natural.
Quien quiera aprender más sobre este tema puede informarse con la norma DIN8310. En ella se puede leer, entre otras cosas, que tras cualquier golpe, contacto con sustancias químicas e influencia térmica se debe cuestionar la hermeticidad del reloj.
Esto significa, por ejemplo, que incluso un golpe contra el borde de la mesa o el marco de una puerta pueden hacer que se pierda esta estanqueidad.
Asimismo, el contacto con productos químicos no es tan improbable como se piensa. Basta, por ejemplo, con lavarse las manos con jabón y que este entre en contacto con el reloj. Incluso en situaciones tan habituales como nadar, tirarse al agua o ducharse hay que tener cuidado. Es perfectamente posible que se produzca una gran presión sobre los elementos de sellado durante un breve periodo de tiempo. Es particularmente arriesgado meterse al agua fría tras pasar un tiempo tomando el sol. En este caso, el contraste de presión provocado por el cambio de temperatura es mucho mayor y puede provocar daños con facilidad. Por estos mismos motivos, al evaluar la estanqueidad actual de un reloj siempre suelo decir que este es «hermético en el momento del examen».
¿Qué aspecto tiene el daño por agua?
Es muy fácil reconocer si ha entrado humedad en la caja del reloj. Al llevar puesto un reloj, la caja se calienta y el punto más frío siempre es el cristal. Puesto que la humedad siempre se acumula en la zona más fría, el cristal del reloj se empaña, aunque solo haya entrado un poco de humedad en la caja. En algunas ocasiones esto también se debe a juntas viejas dañadas o desgastadas, o a cristales, pulsadores o coronas defectuosos. Me acuerdo especialmente de un caso concreto: un Rolex GMT-Master que, tras un baño en el Mediterráneo, literalmente «se ahogó». La agresividad del agua de mar destruyó todo el interior, incluyendo el calibre, la esfera y las agujas. Tras abrirlo solo apareció un montón de herrumbre. El coste de los daños: unos 5000 euros. La entrada de agua se debió a una junta de cristal defectuosa.
Evaluar la hermeticidad
Este ejemplo de la vida real le duele a cualquier entusiasta de la relojería con tan solo imaginarlo, y muestra claramente que la resistencia al agua no es una característica permanente. Debe comprobarse todos los años, especialmente si se va a exponer el reloj a cargas considerables, ya que los elementos de sellado van cediendo en su función y con el uso diario. Aquí tiene algunos consejos sobre la estanqueidad de su reloj:
- La corona debe estar siempre apretada o atornillada y no se debe mover bajo el agua o cuando la caja esté húmeda.
- Lo mismo se aplica al accionamiento de los pulsadores.
- Proteja su reloj de golpes, del calor, de las bajadas bruscas de temperatura, de las sustancias químicas y del desgaste mecánico.
- Acuda de inmediato a un relojero si entra humedad en el reloj.
- Se desaconseja en todo caso intentar secar un reloj, p. ej. con un radiador, pues la humedad que haya entrado no saldrá de la caja o solo parcialmente.
En cualquier caso, espero que este artículo no le frustre las vacaciones de verano. Por supuesto, también puede y debe aprovechar su reloj en su tiempo de ocio, pero con un poco de cuidado. ¡Así podrá disfrutar más tiempo de él!
