Audemars Piguet es un nombre que vuelve locos a casi todos los entusiastas de los relojes. Y es que esta manufactura es una de las «tres grandes» de la industria relojera, junto con Patek Philippe y Vacheron Constantin. El catálogo de AP, como se suele abreviar el nombre de este fabricante, lo tiene todo: desde relojes de dos agujas deportivos y elegantes hasta modelos con las complicaciones más inusuales y laboriosas. ¿Y lo mejor de todo? Los relojes son tan artísticos y codiciados que conservan bien su valor y, con frecuencia, incluso se revalorizan.
Otro aspecto impresionante es que esta marca todavía se encuentra en manos de la familia que la fundó. Aun así, no se corta a la hora de innovar, iniciar osadas cooperaciones o romper las reglas. ¿Pero de dónde procede la marca? ¿Cómo gestiona el legado de su leyenda, el Royal Oak? ¿Y a dónde va? En este artículo damos respuesta a todas estas preguntas.
El periodo de fundación de Audemars Piguet
En realidad, Jules-Louis Audemars debería haber sido repasseur y, por tanto, dedicarse a realizar el control final de los relojes y corregir posibles fallos. De hecho, ya había completado su formación. Pero entonces empezó a elaborar sus propios relojes con su amigo Edward-Auguste Piguet. Juntos, en 1881 fundaron la compañía Audemars, Piguet & Cie. en Le Brassus. Esta localidad está situada en el cantón suizo de Jura, más concretamente, en el valle de Joux. Este valle es el hogar de muchas marcas de relojes de renombre, como Jaeger-LeCoultre, Breguet y Blancpain, y a día de hoy una parte de la producción de Audemars Piguet todavía está asentada en este lugar. La manufacturación de relojes ya florecía allí por aquel entonces, y Audemars Piguet se encontraba en el epicentro, ya fuera en vivo intercambio con los demás o como pionero en el ámbito de la mecánica.
Y es que estos dos amigos de la juventud no comenzaron con diseños sencillos y modestos, sino que se atrevieron de inmediato con complicados relojes de buceo. En su primer año ya podían ofrecer modelos con calendario perpetuo e incluso repetición de minutos. En la Exposición Universal de París de 1889, hasta llegaron a ganar una medalla por uno de sus relojes, lo que consolidó su nombre como fabricante de relojes de buceo de alta gama.

La entrada en el mundo de los relojes de pulsera
Ya a finales del siglo XIX, Audemars Piguet empezó a dedicarse a los relojes de pulsera. Era una época en la que los relojes de bolsillo todavía eran bastante comunes y nadie sabía si los de pulsera serían más que una moda pasajera. En 1891, se creó el primer reloj de pulsera con repetición de minutos. Este atrevimiento fue recompensado con el éxito. Gracias a ello, Audemars Piguet pudo expandirse rápidamente y abrió filiales en Berlín, Londres, París y Nueva York.

La popularidad de los relojes de Audemars Piguet también se hizo patente en el hecho de que muchas joyerías de renombre (como, por ejemplo, Tiffany) encargaran relojes o incluso calibres de Audemars Piguet para revenderlos bajo su propio nombre. Gracias a su gran popularidad, la marca superó la crisis económica mundial, y la Segunda Guerra Mundial tampoco trajo consigo ningún desplome de la demanda. Durante esa época, los cronógrafos de Audemars Piguet eran tan populares, especialmente en los Estados Unidos, que se convirtieron en éxitos de ventas y se fueron perfeccionando constantemente.
La introducción del Royal Oak
Pero el mayor éxito de Audemars Piguet llegó de la mano del Royal Oak, que sigue siendo su modelo más solicitado. Cuando el primer Royal Oak salió al mercado en 1972, fue toda una revolución. Visualmente, se diferenciaba mucho de los relojes que eran habituales por aquel entonces. Su diseño, ideado por Gérald Genta, no solo llamaba la atención por su bisel octogonal y sus ocho tornillos visibles. ¡Con un diámetro de 39 mm, en aquella época era uno de los relojes más grandes del mercado! Además, este reloj de acero era tan caro como uno de oro. ¿Pero cree que eso asustó a los compradores? ¡De ninguna manera! Más bien marcó un hito: una nueva categoría de relojes, la de los relojes deportivos de lujo de acero inoxidable.

La gestión de una leyenda
El Royal Oak no solo encajaba con el espíritu de la época, sino que se convirtió en toda una leyenda. Los modelos simples de tres agujas en particular siguen siendo muy populares. Con ellos, AP se enfrentó a la misma pregunta que Patek Philippe con el Nautilus: como manufactura de lujo, ¿debería tolerar que un reloj deportivo relativamente simple sin complicaciones dignas de mención fuera su modelo más codiciado?
Mientras que Patek Philippe rechazó esta idea y dejó de producir la variante masculina simple del Nautilus, Audemars Piguet avanzó en la dirección opuesta. Se identificó cada vez más con el Royal Oak, lo colocó en el centro de la marca y lo siguió desarrollando sin cesar. Pero, con ello, Audemars Piguet no ha perdido su fama de relojero de primera clase, como podemos observar al echar la vista atrás. Es más, se labró una reputación como marca de calidad tradicional de primera categoría para un estilo de vida moderno de la que todavía se beneficia a día de hoy.

El legado como empresa tradicional
No obstante, Audemars Piguet no se ha dormido en los laureles del éxito del Royal Oak, sino que ha continuado con su tradición como especialista en relojes con laboriosas complicaciones. En el año 2019, por ejemplo, presentó una nueva colección de modelos clásicos: la línea Code 11.59, que sustituyó a la colección Jules Audemars. Este cambio fue un paso muy atrevido en el conservador mundo de los relojes. Pero ni siquiera los entusiastas de la relojería más escépticos pudieron resistirse a su encanto. Y es que esta colección no solo abarca modelos con unas complicaciones magníficas, sino que también refleja el modo en que AP gestiona su tradición. Aunque a primera vista los relojes de esta línea son muy clásicos, con su forma redonda, la parte central octogonal recuerda a la caja del Royal Oak, con su famoso bisel octogonal. Por otro lado, las finas agujas y los estrechos índices le aportan un toque muy moderno. De manera que, en todos los modelos Code 11.59, la alta relojería se funde con un diseño moderno pero consciente de la tradición.

Audemars Piguet en la actualidad
Hoy en día, Audemars Piguet quizás sea la marca más moderna de los tres grandes de la relojería suiza. AP ha conseguido posicionarse como tradicional y moderna al mismo tiempo; como una marca de estilo de vida y una casa de larga tradición. Por ello, el Royal Oak sigue disfrutando de un estatus de leyenda y todavía no se puede ver el fin de su popularidad. Además, sencillamente, queda bien en la muñeca.
Por otro lado, AP nos sorprende una y otra vez con nuevos diseños que reavivan el interés en la compra. De manera paralela, sigue ofreciendo relojes con las complicaciones más singulares, y todo ello se fusiona en maravillosa armonía. Al igual que hace más de cien años, este fabricante muestra un gran espíritu innovador, un riesgo que sigue mereciendo la pena.

Una mirada al futuro
Lamentablemente, no tenemos una bola de cristal. Pero, basándonos en los hechos anteriores y en nuestras esperanzas, nos gustaría echar una mirada al futuro de esta marca, que se augura muy prometedor. Audemars Piguet no solo ha llegado al presente, sino que ya está conformando el futuro. Sus leyendas no se conservan; se modernizan. Se atreve a romper con el estilo e iniciar cooperaciones sorprendentes, sin olvidar por ello su legado. Como dice un antiguo refrán: «la tradición no es la adoración de las cenizas, sino la transmisión del fuego». Y ese fuego sigue ardiendo en Audemars Piguet. Uno puede sentir su pasión por la artesanía relojera de alta calidad, así como por el progreso constante a todos los niveles.
No podemos descartar la posibilidad de que este fuego se apague. Pero, por eso mismo, podemos seguir esperando mucho de Audemars Piguet en el futuro, pues su pasión por crear relojes nuevos y únicos continúa ardiendo tanto como el primer día.