Patek Philippe: ¿qué amante de los relojes puede resistirse al encanto de esta marca? Es sinónimo de lujo, elegancia, precisión y perfección. En nuestro artículo, analizamos el origen de esta excelente reputación y su veracidad.
La historia de Patek Philippe
Aunque la historia de Patek Philippe se caracteriza por los superlativos y los récords, comienza de forma muy poco espectacular en Ginebra, en el año 1839, con el relojero polaco Antoni Patek. En 1845, se asoció con el francés Adrien Philippe, inventor de la corona de cuerda. A partir de 1851, la empresa pasó a comercializarse bajo el nombre de «Patek Philippe». En este año, la empresa también participó en la primera Exposición Universal de Londres y consiguió atraer clientes de renombre a la marca, entre ellos la reina Victoria, que compró un reloj para ella y su consorte, el príncipe Alberto. Pronto le siguieron otras familias reales, allanando el camino para que Patek Philippe se convirtiera en el relojero de los reyes.

Sin embargo, la empresa no se durmió en los laureles después de este éxito, sino que marcó nuevos hitos: el primer doble cronógrafo y el primer calendario perpetuo. Patek Philippe marcó la historia de la relojería con el reloj más caro de todos los tiempos. En 2016, un reloj de la manufactura se subastó por el equivalente a 9.8 millones de euros, un récord para un reloj de pulsera en aquel momento. En 2019, se volvió a superar: en el marco de una subasta benéfica, un Patek Philippe Grandmaster Chime ref. 6300A-010 de acero inoxidable cambió de manos por el precio récord del equivalente a 28.22 millones de euros, convirtiéndose en uno de los relojes más caros del mundo hasta la fecha.
Aunque Patek Philippe está a la vanguardia de la innovación en el arte de la relojería, la empresa se ha mantenido tradicional. A día de hoy, Patek Philippe sigue siendo propiedad familiar, más concretamente de la familia Stern. Esto no solo garantiza cierta independencia, sino que también confiere a Patek Philippe ese toque de tradición y valores clásicos que hacen que la marca, con su alto nivel de pericia relojera, sea aún más mágica de lo que ya es.
Modelos y colecciones significativos
Patek Philippe ofrece a los amantes de los relojes una amplia selección de colecciones diferentes. En primer lugar están las colecciones Complicaciones y Grandes Complicaciones, los relojes de ambas series incorporan elaboradas complicaciones. Igualmente clásica, pero menos extravagante, es la línea Calatrava, que personifica la elegancia discreta. La colección Golden Ellipse, con sus relojes ovalados, y la línea Gondolo, con sus relojes en forma de cojín, son algo más extravagantes.

Pero Patek Philippe también puede ser deportivo: la colección Nautilus con el legendario diseño de Gérard Genta sigue siendo uno de los relojes más famosos de Patek Philippe. Con la línea Aquanaut, se ha adaptado tranquilamente a los tiempos modernos y es uno de los relojes más codiciados del mundo, especialmente en acero inoxidable.
Diseño y estética
El anclaje de Patek Philippe en la tradición se refleja también en su diseño. Todos los relojes tienen un diseño extremadamente clásico e incluso hay relojes con números manuscritos en las esferas. Los modelos de Patek Philippe son relojes de vestir o relojes para ocasiones especiales. Sí, incluso el Nautilus, con aspectos deportivos, también parece más un reloj de vestir que un reloj de acción. Es simplemente demasiado elegante como para querer sobrecargarlo. Además de la tradición, también hay un afán de superación en el diseño: los adornos magistrales, la atención al detalle y el acabado perfecto son norma aquí.

¿Por qué es tan caro Patek Philippe?
Los relojes Patek Philippe se encuentran entre los más caros del mundo. Esto se debe al hecho de que solo los mejores relojeros trabajan en estos relojes, lo que significa que se aplica el más alto nivel de artesanía y solo se utilizan los mejores materiales. Un Patek Philippe está hecho con lo mejor de lo mejor.
¿Por qué es tan caro el Patek Philippe Nautilus? Mi compañero René lo aclara en su artículo.
También hay modelos asequibles para iniciarse en la marca. Por ejemplo, puede conseguir un Golden Ellipse de segunda mano por menos de 10 000 €, que es probablemente la forma más barata de adquirir un reloj Patek Philippe en estos momentos. Un Aquanaut nuevo en acero inoxidable está disponible por un precio de unos 21 000 €. Por desgracia, también es uno de los modelos más codiciados, con sus correspondientes largas listas de espera.

Patek Philippe vs. Rolex
Rolex se menciona tan a menudo como Patek Philippe cuando se habla de relojes suizos de lujo. Al fin y al cabo, ambas marcas producen relojes de la más alta calidad. Rolex ofrece principalmente modelos más deportivos que están hechos para el uso diario. Con un Rolex puede jugar al tenis, bucear, es decir, muchos modelos están hechos para la vida activa. Patek Philippe, por su parte, se concentra en calibres complicados que requieren más atención. Están hechos para los amantes de los relojes meticulosos.
Ambas marcas tienen listas de espera. Sin embargo, apenas son comparables. Rolex produce alrededor de 1.2 millones de relojes al año, Patek Philippe alrededor de 68 000. ¡Las listas de espera para un Patek Philippe se mueven con mayor lentitud que las de Rolex! Pero una vez que lo ha conseguido y posee un Patek Philippe, también sabe que es un reloj que tiene un cierto valor de rareza y que no llevan millones de personas.
Resumen
Yo tampoco puedo escapar al encanto de esta marca: ya sean Nautilus, Calatrava o Grandes Complicaciones, los relojes de Patek Philippe hacen que mi corazón lata más rápido. Pero he tenido que darme cuenta de que, por mucho que me gusten los relojes Patek Philippe, no encajan en mi vida cotidiana. Me gusta llevar mis relojes sin pensar mucho en ellos. Los llevo a revisar quizá cada cinco años y se los presto a amigos de vez en cuando. No podría hacer todo eso con un Patek Philippe. Por eso sigo siendo una admiradora a distancia. Admiro su belleza y sus complicaciones y estoy encantada con mis propios relojes, que son menos complicados, menos ornamentados, pero mucho más auténticos para mí.