¿Es realmente Rolex la marca de relojes más prestigiosa del mundo? ¿Están realmente justificados los altos precios que cuestan sus relojes? Echemos un vistazo.
Que Rolex sea sinónimo de lujo en todo el mundo, no es ninguna novedad. De hecho, hace unos meses, Rolex fue reconocida como la empresa con mayor reputación del mundo por RepTrak, firma líder de su sector con sede en Boston que se encarga de realizar informes sobre el prestigio de las empresas. Es la primera vez que RepTrak sitúa a una marca de relojes en el número 1 de su lista. Sin embargo, lo que es aún más interesante es que Rolex es la única firma de relojes que ha entrado en la lista de RepTrak de las 100 empresas con mejor reputación de este año. Esto es así, por supuesto, si se excluye a Chanel, que también está en la lista y produce algún que otro reloj.
La pregunta que hay que hacerse es si este reconocimiento está realmente justificado. Con miles de empresas tan excepcionales que existen en todo el mundo, ¿cómo ha conseguido Rolex llegar a la cima? ¿Por qué ha sido Rolex la única marca de relojes en entrar en la lista y por qué la marca se ha hecho tan popular en todo el mundo?
La reputación de Rolex: calidad y diseño
Hay, por supuesto, varias razones por las que Rolex se ha impuesto. Su inquebrantable calidad y sus impecables diseños reconocibles al instante son la esencia de Rolex. Sin su excelencia relojera, Rolex no estaría en el primer puesto. No obstante, lo más importante son sus exitosas estrategias de marketing, sobre todo en el mundo del deporte.
Rolex patrocina tanto notables eventos deportivos en todo el mundo, como a deportistas de alto nivel. Por ejemplo, la superestrella del tenis Roger Federer lleva un Rolex; su patrocinio es de esperar que le reportará una buena suma de dinero. Rolex también patrocina las 500 Millas de Daytona y el US Open de golf de los Estados Unidos.
Rolex: marketing para campeones
El fundador de Rolex, Hans Wilsdorf, fue el encargado de integrar desde el principio en la marca esta estrategia de marketing sobre los «campeones del deporte». Así pues, Wilsdorf se fijaría en la nadadora Mercedes Gleitze, que se convirtió en la primera mujer británica en cruzar a nado el Canal de la Mancha en 1927. Sus proezas atléticas fueron contadas en los periódicos de la época, tanto locales como internacionales. Wilsdorf, que acababa de crear su modelo Oyster resistente al agua, se moría de ganas por promocionar el reloj y demostrar, así, que era realmente resistente al agua. Por tanto, decidió ponerse en contacto con Gleitze para regalarle un Oyster. La nadadora, llevaría este ejemplar con una cadena en el cuello en su siguiente nado en el Canal. Después de acabar de nadar, este ejemplar Oyster seguía funcionando, corroborando así que el reloj era resistente al agua, tal y como afirmaba Wilsdorf. Esto supuso un gran golpe de efecto e hizo que Rolex recibiera aún más atención de los medios de comunicación de todo el mundo.
Esto fue una genialidad en términos de marketing. En un solo acto, Wilsdorf consiguió presentar al mundo su reloj resistente al agua. El Oyster, o alguna iteración del mismo, ha formado parte del catálogo de la marca desde entonces y es un pilar de la misma.
Rolex: el poder de la corona
En 1931, varios años después del acontecimiento de Gleitze nadando por el canal, Wilsdorf introdujo el logotipo de la corona de Rolex. El logotipo representa «una corona para cada éxito», según la marca. No solo se refiere a los éxitos deportivos, sino también a otros logros más «normales», como una graduación o un cumpleaños. De nuevo, la corona es una brillante herramienta de marketing y el símbolo puede ser reconocido hoy en día en todo el mundo. No obstante, hay otras marcas que producen relojes de gran calidad y diseño, y que también han apostado por esta estrategia de marketing de asociarse con campeones del deporte.
Echemos un vistazo, por ejemplo, a Omega, posiblemente el mayor competidor de Rolex en la categoría de relojes deportivos de lujo. Los relojes de Omega también cumplen los más altos estándares de calidad y ofrecen las mismas funciones que los relojes Rolex. Además, Omega también ha conseguido fama y gloria internacional; después de todo, el único reloj que la NASA autorizó para las misiones Apolo es de esta marca. Los relojes Omega viajaron a la Luna y siguieron funcionando. No cabe decir que los astronautas que fueron a la Luna son considerados héroes y superestrellas internacionales, un equivalente, por tanto, a los «campeones del deporte».
Omega y las Olimpiadas
Durante décadas, Omega ha sido el cronometrador oficial de los Juegos Olímpicos, la competición deportiva más popular del mundo. El campeón olímpico Michael Phelps está patrocinado por Omega, al igual que el golfista Rory McIlroy. Y, por supuesto, Omega ha sido el reloj elegido por James Bond desde 1995. Por estas y otras razones, Omega está ciertamente en la misma liga que Rolex, pero de alguna manera la marca no es tan demandada globalmente como Rolex.
Esto se ve muy claro cuando se compran relojes nuevos y en el mercado de segunda mano. Los compradores están dispuestos a pagar mucho más por un Rolex, a veces el doble o más, que por un Omega del mismo rango. Tomemos como ejemplo el Rolex Submariner Date con esfera negra y brazalete de acero. Este reloj asciende a unos 14 100 €. Por otro lado, un Omega Seamaster, de rango parecido con función de fecha y bisel y esfera negros, tiene un precio de unos 4840 €. Ambos relojes son resistentes al agua hasta 300 m y son magníficos relojes de buceo.
Entonces, ¿por qué se da esa enorme diferencia de precio cuando ambos relojes ofrecen un rendimiento excelente? ¿Y por qué alguien pagaría tanto más por un Rolex? Es un misterio que aún no se ha resuelto.
