Por lo general, hay dos tipos de entusiastas de la relojería: a uno le encanta comprar antiguas glorias, mientras que al otro no le atraen en absoluto los relojes vintage. Puede que le Interesen las historias y diseños procedentes de los clásicos, pero nunca se comprarían un ejemplar antiguo. En su opinión, los relojes modernos son sencillamente mejores. ¿Pero tiene razón? Aunque es verdad que, objetivamente, los relojes modernos están elaborados con mejores materiales y las últimas tecnologías, no son solo estas características intrínsecas las que los hacen superiores para este segundo grupo. Pero los aficionados a lo vintage discrepan. Para ellos, la historia, la intencionalidad y las anécdotas que acompañan a los relojes vintage valen mucho más que un flamante modelo nuevo. Pero ¿es uno mejor que el otro? Echemos un vistazo a algunos de los mayores iconos de la industria para averiguarlo.
Daytona vs. Daytona
El Rolex Daytona no solo es uno de los relojes más populares del mundo ahora mismo, sino también el ejemplo perfecto para este artículo. Existe una clara división entre los Daytona vintage y los modernos. Cuando hablamos de Daytona vintage, nos referimos a las ediciones de cuerda manual producidas entre 1963 y 1988. En 1989, Rolex introdujo los primeros modelos automáticos. Y es en esa fecha también que vemos las modificaciones de diseño que condujeron al reloj que conocemos a día de hoy.
Entonces, ¿cuáles comparar? Seleccionemos los dos más cercanos. El Daytona actual con esfera blanca y referencia 116500LN es el más similar al último de los Daytona vintage de cuerda manual, la ref. 6263, que se estuvo fabricando hasta 1988. Si pone ambos relojes uno al lado del otro, sin duda verá de dónde procede el aspecto del modelo actual. Ambos relojes se alojan en cajas de acero inoxidable y cuentan con esferas blancas, subesferas en contraste y pulsadores atornillados. Pero también difieren en algunos aspectos.
Para empezar, la ref. 6263 vintage mide 36 mm, considerablemente menos que el Daytona actual de 40 mm. Además, los materiales y el acabado presentan diferencias obvias. Muchos entusiastas de lo vintage se quejan del aspecto llamativo de los Rolex modernos, con sus biseles de cerámica y eslabones centrales pulidos. Otro detalle en el que se distinguen es la altura de los piñones en los totalizadores a las 3 y 9 en punto: en los Daytona actuales, se encuentran por encima del piñón central. Para las personas a las que les gusta el equilibrio visual, es una de esas cosas que, una vez vista, ya no se puede ignorar.
No obstante, la diferencia más significativa es que los Daytona vintage tienen historias que contar, mientras que la versión moderna es más bien estéril. Si está buscando un reloj deportivo moderno para uso diario, poco supera al Daytona ref. 116500LN actual. Pero si lo que desea es el auténtico espíritu del Daytona, no se puede negar que un ejemplar vintage con el legendario movimiento manual de Lemania es casi insuperable.
Veredicto: opte por el vintage.
Omega Speedmaster “Moonwatch»
El legendario Omega Speedmaster «Moonwatch» es una segunda elección obvia. Este reloj debutó como cronógrafo deportivo en 1957, pero su historia cambió por completo en 1969 cuando se convirtió en el primer reloj en la Luna. Tomemos el Speedmaster ref. 105.012 (el modelo que el astronauta Buzz Aldrin llevaba en la muñeca cuando holló la superficie lunar) y comparémoslo con el Speedmaster Professional ref. 310.30.42.50.01.001 actual con cristal de Hesalite y fondo de caja macizo. Como verá a continuación, estos dos relojes tienen mucho en común.
La ref. 105.012 fue el primer Speedmaster en contar con la caja asimétrica con asas curvadas que todavía luce a día de hoy. También fue el primer Speedmaster en incluir la palabra «Professional» en la esfera. Además, estaba impulsado por el célebre calibre 321, que desde entonces se ha vuelto legendario entre los seguidores del Speedmaster. De hecho, este movimiento es tan famoso que Omega decidió crear una versión moderna para el Speedmaster Calibre 321 de hace dos años, también conocido como «Ed White».
El Speedmaster Professional moderno se asemeja mucho al Speedmaster ref. 105.012 vintage. Lo que Omega ha hecho magistralmente a lo largo de los años es asegurarse de que los nuevos modelos del «Moonwatch» contengan siempre muchos detalles del pasado. Así, nunca hay demasiada diferencia respecto a las auténticas piezas antiguas. Es más, la marca ha seguido utilizando el cristal de Hesalite presente en los modelos vintage. No obstante, Omega sí que decidió mejorar el movimiento de este reloj. El nuevo calibre 3861 es una versión coaxial y moderna del calibre 861, que sucedió al calibre 321 de la ref. 105.012.
A nivel general, es difícil elegir entre estos dos relojes. Omega hizo un trabajo fantástico con el diseño de la nueva caja del Moonwatch, su esfera «Step Dial» y su maravilloso brazalete. Es todo un paso adelante frente a la versión anterior. Pero, si desea llevar el reloj que fue a la Luna, no hay nada como la ref. 105.012. Aunque el Speedmaster Professional «Moonwatch» continúa con el legado, fue el antiguo «Moonwatch» el que comenzó el legado en primer lugar, y eso es insuperable.
Veredicto: opte por el vintage por su historia y después compre el reloj moderno para usar a diario.
Die Audemars Piguet Royal Oak „Jumbo“
A continuación tenemos al icónico Audemars Piguet Royal Oak «Jumbo». Este emblemático reloj fue diseñado por Gérald Genta y desató una revolución cuando se introdujo en 1972. Hoy en día, el Royal Oak se considera el primer reloj deportivo de lujo moderno de acero, una categoría que se ha vuelto de lo más popular últimamente. Pero no hay nada como el original, ¿verdad? Bueno, salvo quizá la versión moderna.
Lo que llama la atención de inmediato es que el Royal Oak «Jumbo» ref. 5402 de primera generación no es tan diferente del Royal Oak «Jumbo» Extra-Thin ref. 15202 actual. El tamaño, la caja, el brazalete e incluso el movimiento son los mismos que en los años 70. Lo que Audemars Piguet ha cambiado es que el disco de la fecha es del mismo color que la esfera, mientras que en la versión original contrastaba en blanco. Pero, a pesar de mantener el reloj sin cambios durante décadas, la marca se las ha arreglado para mejorar la nueva versión.
Audemars Piguet necesitaba un movimiento muy fino para hacer realidad la visión de Genta de crear un reloj deportivo moderno con brazalete integrado y un perfil delgado. Para ello usó el calibre automático ultrafino 2121, producto de una colaboración con Jaeger-LeCoultre y de la financiación de Audemars Piguet, Patek Philippe y Vacheron Constantin. No es de sorprender que Audemars Piguet continúe empleando este movimiento hasta la fecha en la ref. 15202, pues se considera un calibre excepcional.
A la hora de elegir entre uno de los dos relojes, yo personalmente me decantaría por la versión moderna. Algunos de los ejemplares antiguos no han envejecido bien y, considerando que la versión actual es prácticamente idéntica a la original salvo por algunas pequeñas mejoras estéticas, para mí es una elección obvia. Aunque adoro el diseño original y el legado de Genta, me quedaría con el Royal Oak «Jumbo» Extra-Thin ref. 15202.
Verdict: opte por el moderno.
Patek Philippe Nautilus
El último reloj icónico del que me gustaría hablar es el Patek Philippe Nautilus. Se trata de otra creación de Gérald Genta que se introdujo en la década de 1970, más concretamente en 1976. El modelo original, el Patek Philippe Nautilus ref. 3700, se puede comparar fácilmente con el Nautilus ref. 5711/1A moderno. Aunque en la actualidad Patek Philippe solo ofrece una versión con esfera verde de la ref. 5711, la edición azul que ya no se fabrica era igual a nivel tecnológico. Está por verse qué hará la marca cuando la versión con esfera verde se deje de producir. Una colección de Patek Philippe sin un Nautilus basado en el icónico reloj original parece impensable.
Al diseñar el Nautilus para Patek Philippe, Genta usó un enfoque similar al Royal Oak y el IWC Ingenieur. Este último se lanzó el mismo año que el Nautilus. Genta exploró una forma simétrica básica diferente para cada creación: redonda para el IWC, cuadrada para el Patek Philippe y octogonal para el Audemars Piguet. Las líneas rectas del Nautilus no han envejecido en absoluto, a pesar de que Patek Philippe ha actualizado algunas partes del diseño y del movimiento.
Tanto la edición vintage como la moderna constan de la misma caja y brazalete, pero Patek Philippe decidió añadir una segunda manecilla a la nueva versión. Además, los índices gozan de una mayor presencia en el modelo moderno que en la ref. 3700 original. Los índices también están recubiertos con más material luminoso, y la forma de los marcadores de los minutos ha cambiado. He de decir que a mí personalmente me gusta un poco más la versión moderna, aunque el segundero no me acaba de convencer. Si el maestro quería mantener la simplicidad, ¿por qué cambiarlo? Audemars Piguet tuvo la sabiduría de no trastocar el diseño.
El movimiento también ha cambiado a lo largo del tiempo. El primer Nautilus ref. 3700 utilizaba el mismo calibre automático 2121 que latía en el Royal Oak, pero lo rebautizó como calibre 28-255. La versión actual, sin embargo, emplea el calibre automático 26‑330 SC de Patek Philippe. Este movimiento moderno es absolutamente increíble, como uno puede esperar de la marca ginebrina. A la hora de escoger entre moderno o antiguo, debo decir que prefiero la apariencia de la variante más reciente; está algo más equilibrada. No obstante, he tenido el placer de llevar puesto un Nautilus ref. 3700 varias veces, y debo admitir que llevar un diseño original de Genta como él lo concibió es una sensación maravillosa. Así que me decantaría por el reloj vintage.
Veredicto: opte por el vintage.
¡Ahí tiene, pues, nuestra comparación de cuatro iconos de la industria vintage y modernos! Por supuesto, cuando se trata de estos legendarios relojes, ninguna opción es más acertada que otra. Cada uno debe elegir el que más le guste. Si es que se lo puede permitir, claro está. Todos estos iconos se venden a un elevado precio en la actualidad. Y estas exorbitantes cifras hacen que sea más fácil tener una opinión sobre ellos, ya que las posibilidades de tener que decidir realmente son ínfimas. Pero, si dispone de los recursos necesarios, ¡le deseo que disfrute con su elección!
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