Mi primer reloj, mi reloj más caro, mi primer Rolex… Los relojes han desempeñado un papel en mi vida durante mucho tiempo y he vivido muchas «primeras veces» con ellos. Sin embargo, el reloj que considero más emocionante de mi colección es también el más barato. Sí, es un ordinario Casio de color oro rosa con correa de plástico negro. En este artículo revelaré por qué es mi favorito mediante una pragmática descripción de mi relación con mi Casio.
El reloj
Sobre el reloj en sí hay poco que añadir: diseño cuadrado clásico de Casio. Gracias al color oro rosa de la caja y a su correa negra, combina con todo, pero a la vez sabe destacar. El reloj incluye indicador digital de la hora y la fecha, una pila casi infatigable, alarma… no es oficialmente sumergible, pero yo me lo llevo a la ducha y a nadar. ¿Rayaduras? Tiene y seguramente tendrá muchas más en el futuro, pero no me importa, porque para eso está hecho un Casio.
La compra
En realidad compré este reloj por una mezcla de puro capricho y aburrimiento. Estaba de vacaciones, lo vi expuesto durante un paseo relajado por la ciudad y me pareció bonito. La tienda estaba abierta, el precio era bajo, la compra fue cuestión de unos minutos. Me lo probé, me quedaba genial en la muñeca, pagué y salí con él.
Sin largas esperas, sin deliberar, sin ahorrar para este reloj, nada. Simplemente una compra despreocupada y espontánea de un objeto que me gustaba. Un reloj que quería tener porque sabía que me alegraría un poco la vida. No tenía nada que perder.
Comodidad
Me sorprende, una y otra vez, lo cómodo que es el reloj. Este Casio es el reloj más ligero que tengo. Sí, prácticamente no lo noto en la muñeca. No podría ser más cómodo. Al mismo tiempo, su diseño me inspira cada vez más. Gracias a su color oro rosa y a la correa negra, queda muy bien con ropa elegante, pero aporta un toque moderno y, por lo tanto, sabe llamar la atención.
Sin embargo, combina igual de bien con ropa deportiva o con unos vaqueros y una camiseta. Tiene un aire aventurero, pero clásico, y también un poco femenino. Pocos relojes son tan versátiles. Al mismo tiempo, es maravillosamente fácil de llevar, sin miedo a rayarlo, perderlo o incluso romperlo. Porque si esto ocurriera, podría volver a comprarlo en cualquier momento por el precio de una cena.
El lado positivo
En un principio mi Casio estaba originalmente pensado para usarlo en vacaciones. Un reloj para todas las ocasiones en las que es preferible no llevar un reloj caro, ya sea por miedo a robos o a los arañazos. Pero pronto me di cuenta de algo más: siempre daba la hora correcta y no necesitaba ajustarse incluso después de semanas sin llevarlo. Al mismo tiempo, me relajaba. Podía llevarlo sin pensar en sus grandes complicaciones ni en la historia que había detrás. Además, siempre me hacían grandes cumplidos cuando lo llevaba puesto: ya fuera por su aspecto o por mi capacidad para llevar un Casio con la misma elegancia que un Rolex, recibía muchos comentarios positivos cuando lo llevaba en la muñeca.
La constatación
Pocas semanas después de comprarlo, cada vez cogía más a menudo el Casio y me lo llevaba al trabajo. Al principio pensé que estaba intentando prolongar la sensación de vacaciones. Pero pronto me di cuenta de que realmente era el reloj. No era solo una alternativa de ocio barata para mí. No, era un reloj que apreciaba y amaba, igual que los demás relojes de mi colección.
El amor
También me sorprendió darme cuenta de que me gustaba tanto mi Casio como mi Rolex Datejust, por ejemplo. Al fin y al cabo, no lo había esperado, no había ahorrado para comprarlo, ni siquiera lo había elegido cuidadosamente. Pero ahí radicaba su singularidad: me demostró lo fácil que puede y a veces debe ser comprar un reloj. Sin esperas, sin visitas repetidas a la tienda especializada, sin darle muchas vueltas a qué modelo comprar: una experiencia de compra espontánea y sin complicaciones.
Al mismo tiempo, me mostró lo fácil que puede ser llevar un reloj. Un reloj que puedo ponerme en cualquier momento y lugar sin preocuparme por él. Sin enfadarme, por ejemplo, si accidentalmente lo golpeo contra una pared o el borde de una mesa. Sin tener que pensar si debo quitármelo o no para cocinar u otras actividades. Porque, aunque me pongo todos mis relojes, tengo que admitirlo: llevar mi Casio significa hacerlo de manera más despreocupada que cualquier otro reloj. ¡Y esta sensación es fantástica!

Por último, pero no por ello menos importante, también me ha mostrado lo ligera e indolora que puede ser mi pasión por los relojes. Esto no es ninguna carrera por el «más rápido, más alto, más lejos». No siempre necesitamos comprar un reloj más caro y excepcional, por el que tendremos que esperar mucho tiempo. También podemos disfrutar de lo sencillo, vivir el aquí y el ahora, y rendirnos a la absoluta ligereza del ser. Sin esperas, sin preocupaciones, sin trabajo, simplemente por puro placer.
El resumen
Mi Casio siempre ocupará un lugar especial en mi colección. No solo porque he pasado momentos maravillosos con él. La razón principal es y siempre será que me recuerda que los relojes deben ser ante todo divertidos, y que hay que disfrutar de ellos sin preocupaciones. Si alguna vez me olvido de esto con todos mis otros relojes, mi Casio me lo recuerda. Y un reloj no podría cumplir una función más importante para mí.