Si es un amante de los relojes, estos días tiene una cita con el cine que no debe dejar pasar. El director Damien Chazelle ganador de un Oscar por «La La Land» ha llevado a la gran pantalla la historia del primer alunizaje con su película «First Man – El primer hombre» («El primer hombre en la Luna» en América latina). Y, por supuesto, el Omega Speedmaster también es uno de los protagonistas de este largometraje.
Este cronógrafo, que ya estuvo en el espacio en 1962 durante la misión Mercury-Atlas 8, en la muñeca de Walter Schirra, pertenece desde 1965 al equipamiento oficial de los astronautas de la NASA. El Omega Speedmaster, concretamente el modelo con ref. 105.003, fue el único reloj que pasó las exigentes pruebas de la agencia espacial, lo que lo hizo merecedor de la clasificación «cualificado por la NASA para volar en misiones espaciales tripuladas». Este Omega Speedmaster se impuso a cronógrafos de Rolex (Cosmograph), Hamilton (que entró en la competición con un reloj de bolsillo) y Longines-Wittnauer. Las pruebas de la NASA tenían el objetivo, entre otros, de comprobar que el reloj funcionara perfectamente al ser expuesto a un nivel elevado de humedad en el aire, a temperaturas altas y bajas, y a situaciones con sonidos estridentes.
En la película, aparece el reloj Omega varias veces. Chazelle incluye además distintas variantes del cronógrafo que son históricamente correctas. Ryan Gosling, que da vida a Neil Armstrong en el filme, luce el Speedmaster ST 105.003 durante los entrenamientos para los programas Gemini y Apollo. Más tarde, el astronauta Ed White lleva también un Omega con la misma referencia durante el primer paseo espacial realizado por un norteamericano. Durante la preparación de la misión Apollo 11, podemos reconocer perfectamente en la película el reloj que lleva Armstrong: un Omega Speedmaster ST 105.012. Justo con un modelo como este, Buzz Aldrin pisaría la Luna 20 minutos después de haberlo hecho Armstrong el 21 de julio de 1969, convirtiendo así a este reloj en el primero en llegar al satélite de la Tierra. En ese momento nació el Moonwatch.
Pero la exhibición de Omega en «First Man» no termina con los modelos mencionados anteriormente: al principio, un Omega CK 2605 adorna la muñeca de Gosling y los técnicos de la NASA miden el tiempo en sus pruebas y experimentos con cronómetros de la misma marca.
No obstante, los relojes no son lo único por lo que merece la pena ver esta película. «First Man» es la adaptación cinematográfica de la biografía «El primer hombre: la vida de Neil A. Armstrong» de James R. Hansen, y empieza unos diez años antes de la llegada a la Luna. Con unas imágenes impresionantes, el espectador puede ver cuáles fueron las circunstancias que impulsaron el proyecto, y el coste, tanto material como en vidas humanas, que supuso el éxito de la misión. Los extraordinarios efectos sonoros contribuyen en gran parte a crear un ambiente angustioso. Constantemente podemos escuchar crujidos, traqueteos y chirridos en la estrecha cabina, como si esta fuera a desmontarse, transmitiéndonos la angustia que vivieron los protagonistas de la historia.
En este film de Chazelle podemos ver de cerca la vida familiar de los astronautas, que fue decisiva para el éxito de la misión: la tragedia que supuso perder a su hija de tres años frente al cáncer predispuso a Armstrong a exponerse a los riesgos que, al final, llevaron al hombre a la Luna. Asimismo, se destaca el papel de su primera esposa, Janet (interpretada por la estrella de «The Crown», Claire Foy), la cual se encargaba de sus dos hijos y mantuvo a la familia unida a pesar del constante miedo que sentía ante la posibilidad de que su marido no regresara de alguna de sus misiones.
Debido a que el primer alunizaje es uno de los momentos de la historia de la humanidad más tratados en documentales, libros y películas, la escena en sí ocupa un papel secundario en el largometraje de Chezelle.
En resumen, la película es totalmente recomendable: la película satisfará tanto a los entusiastas del espacio y de los relojes, como a los fans de Ryan Gosling y Claire Foy.
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La historia de un icono: el Omega Speedmaster
