Más allá de su función horaria, los relojes de pulsera suelen reflejar estilo y saber hacer artesanal, junto a la ingeniería, la historia y el arte. Sin embargo, aunque todos apreciamos las diferencias en el diseño de los relojes, un aspecto que a menudo pasa desapercibido son las innumerables formas que pueden adoptar. Aunque se suele decir que muchas de las cosas que compramos vienen en «todas las formas y tamaños», hay pocos objetos en los que esto sea más cierto que en los relojes.
Desde el clásico diseño redondo hasta pioneros como el AP Royal Oak y creaciones vanguardistas como el Cartier Crash, la forma de los relojes ha ido experimentando una evolución fascinante a lo largo del tiempo. En este artículo vamos a profundizar en el contexto histórico de las distintas formas de los relojes y a ver cómo han evolucionado para adaptarse a los distintos gustos y tendencias de su época.
Los relojes redondos
La forma redonda es sin duda la más clásica y atemporal para cualquier reloj. Aunque no fue la primera forma de caja que se utilizó, se ha convertido en la más popular en todo el sector. Los relojes redondos se utilizan en todos los estilos de relojería, desde relojes de vestir y deportivos hasta relojes militares y de buceo; y todo lo que pueda imaginar.
Los orígenes de la caja redonda se remontan a principios del siglo XX. Fue entonces cuando los relojes de pulsera ganaron popularidad como accesorio práctico durante la Primera Guerra Mundial, ya que los soldados reutilizaban sus relojes de bolsillo redondos y se los ataban a la muñeca. Marcas como Rolex y Omega adoptaron la forma redonda y la utilizaron como base para la mayoría de sus relojes. El Oyster Perpetual, el Submariner, y el Daytona de Rolex y el Seamaster y el Speedmaster de Omega son solo algunos ejemplos.
Los relojes rectangulares
Los relojes rectangulares surgieron como una de las primeras formas de reloj de pulsera gracias al Cartier Santos Dumont, el reloj de piloto rectangular que Louis Cartier creó en 1904 específicamente para el aviador brasileño Alberto Santos Dumont. Sin embargo, aunque fue una de las primeras formas, las cajas rectangulares no se popularizaron hasta el periodo Art Déco, en las décadas de 1920 y 1930, cuando las formas geométricas en el diseño se hicieron tan populares.
Este periodo dio lugar a una serie de relojes rectangulares como el Rolex Prince, el Omega Marine, el Jaeger-LeCoultre Reverso y muchos otros modelos que se han convertido en algunos de los modelos más conocidos de la relojería moderna, gracias a una estética general refinada, elegante y lujosa.
Los relojes cuadrados
Caracterizados por sus ángulos agudos y sus líneas precisas, los relojes cuadrados ofrecen una estética atrevida y única, difícil de reproducir con otras formas de caja. Los talleres de relojería suelen utilizar esta forma para crear piezas poco convencionales que se salen de la norma. Aunque hay muy pocos relojes verdaderamente cuadrados, algunas marcas como Vacheron Constantin con la ref. 6290, Patek Philippe con la ref. 3430, y otros, experimentaron con cajas cuadradas a mediados del siglo XX para crear relojes de vestir que rompieran con los tradicionales diseños redondos que dominaban el panorama y ofrecieran a los coleccionistas algo diferente.
Además, marcas como TAG Heuer (llamada Heuer en aquella época) crearon relojes como el Monaco, que ofrecía un diseño cuadrado para un reloj deportivo. Era una rareza en 1969 cuando se lanzó, y sigue siéndolo hoy en día.
Los relojes tonneau
Los relojes «tonneau», francés para barril, presentan una caja curvada en forma de barril, recta en la parte superior e inferior, pero redondeada en los laterales. Estas cajas añaden un toque de distinción y sofisticación a la muñeca, a la vez que confieren al reloj un estilo único, ya que se encuentra a caballo entre la forma redonda y la rectangular. Aunque esta forma nunca ha acabado realmente de despegar, ha sido utilizada por varias marcas como eje de su estética, concretamente Franck Muller en los años 90 y Richard Mille en los años 2000 y posteriores.
Los relojes octogonales
Con sus cajas de ocho lados, los relojes octogonales ganaron prominencia en la década de 1970 gracias a la introducción de modelos icónicos como el Audemars Piguet Royal Oak y el Patek Philippe Nautilus. Ambos diseñados por Gérald Genta, estos icónicos relojes popularizaron la caja octogonal, que se ha convertido en una de las formas más distintivas y reconocibles de la relojería. Aunque muchos argumentan que estos relojes tienen forma tonneau, y que solo relojes como el Bvlgari Octo Finissimo o el Octo Roma son realmente octogonales, la característica más conocida de la caja tanto del Nautilus como del Royal Oak es su bisel. Por lo tanto, los clasificaremos como octogonales.
Y luego están «las otras» formas de relojes
Más allá de estas formas clásicas, hay otras que no se pueden clasificar tan fácilmente por sus extraños diseños. Entre ellos se encuentran relojes como el Cartier Crash, un reloj caprichoso y vanguardista del que se dice que está inspirado en el reloj deformado y con forma distorsionada de un ejecutivo de Cartier tras un surrealista accidente de coche. Otro ejemplo es el Vianney Halter Antiqua, que redefine los cánones estéticos de la relojería.
Excepcionalmente únicos y totalmente diferentes de cualquier otro reloj del mercado, estos tipos de relojes a menudo ponen de relieve el lado artístico de la relojería de una manera que los relojes tradicionales no pueden. Su forma proporciona una experiencia en la muñeca única que ningún otro reloj puede replicar, dejando así una impresión duradera en la persona que lo lleva. Y esto es algo que no puede pasar desapercibido.
Conclusión
El mundo de los relojes de pulsera es tan diverso y ecléctico como las personas que gastan su dinero en coleccionarlos. Desde la elegancia atemporal de los relojes redondos como el Rolex Oyster Perpetual hasta las creaciones vanguardistas como el Audemars Piguet Royal Oak, las formas de los relojes de pulsera han ido evolucionando con el tiempo para reflejar los gustos, las tendencias y la estética cambiantes que unen el mundo de la relojería con el del diseño. Tanto si prefiere el atractivo clásico de un reloj redondo, el atrevimiento de un diseño cuadrado o la naturaleza excéntrica de un Crash de Cartier, siempre habrá un reloj que se adapte a cada estilo y personalidad.